“La mejor parte del café es compartirlo, incluso si es con alguien a quien no conocemos”. Si bien todos saben que el café es uno de los elementos peculiares de la tradición napolitana, no todos conocen la interesante historia detrás. Estamos hablando de la tradición llamada “café pendiente”. Con este artículo, vamos a descubrir cómo y cuándo comenzó.
¿Qué es el café pendiente? Podríamos considerar esta costumbre un acto de generosidad simple y anónimo. En 2017, el escritor, director y actor napolitano Luciano De Crescenzo (1928-2019) publicó un libro titulado Il caffè sospeso: Saggezza quotidiana in piccoli sorsi (El Café Pendiente, sabiduría diaria en pequeños sorbos) dedicado a lo que no solo es un hábito de la ciudad vecina del monte Vesubio, sino también una filosofía de vida. El libro recopila sus mejores artículos publicados en periódicos y revistas desde 1977 hasta 2007. Dentro, podemos encontrar la filosofía griega aplicada a la vida diaria, pero también anécdotas e historias irónicas y cotidianas de la vida en Italia.
La leyenda urbana más conocida relacionada con el café napolitano es probablemente la leyenda sobre el café pendiente o, como le dicen en italiano, caffè sospeso. Básicamente se pide un café, pero se pagan dos. Más tarde el barman le dará el café ya pagado a la próxima persona que entre. Sin embargo, esto no se ve como un acto de beneficencia, sino como la intención de compartir un placer.
Si bien esta no es una tradición con la que todos los bares deben cumplir, en la actualidad esta costumbre está reapareciendo.
La tradición del café pendiente , como se la llama, pagado con antelación debe considerarse un acto anónimo de generosidad y solidaridad.
Dicen que todo comenzó en el entorno de los cafés de clase trabajadora de Nápoles, donde alguien pedía un sospeso además de su café. Las personas con recursos financieros limitados luego preguntaba si había un café pendiente disponible para beber gratis.
Según muchos, este hábito comenzó durante la Segunda Guerra Mundial. Durante esas épocas difíciles, las personas podían expresar su solidaridad pagando dos tazas de café, incluida una para quienes no podían pagarla.
Es por eso que el caffè sospeso siempre ha sido identificado como un símbolo de solidaridad popular y social. Su reaparición ha sido impulsada de cierto modo por la recesión mundial de 2008. En 2010, se llevó a cabo una serie de eventos culturales, lecturas, obras de teatro y festivales en Italia como parte de una iniciativa conocida como Rete del Caffè Sospeso. Desde 2011, se ha programado la Giornata del Caffè Sospeso en conjunto con el Día de los Derechos Humanos.
Durante los últimos años, las cafeterías de otros países comenzaron a adoptar la tradición del sospeso. En abril de 2013, la sucursal británica de Starbucks formó parte de una iniciativa benéfica basada en el mismo concepto, ya que igualaba el valor de un café pendiente con una donación de dinero en efectivo.
Actualmente esta tradición de café napolitana se ha propagado al resto de Italia y a todo el mundo. En 2010, el renombrado café Gambrinus en Nápoles decidió revivir este benévolo acto de amabilidad en celebración de sus 150 años de actividad, a fin de restablecer una de las costumbres más relevantes de la cultura partenopea. En realidad funciona de esta manera, según lo describe el mismo Luciano De Crescenzo:
“Cuando alguien es feliz en Nápoles, en lugar de pagarse una taza de café para sí mismo, simplemente paga una para alguien más; es como ofrecerle una taza de café al resto del mundo”.
Desde este punto de vista, la tradición del café pendiente representa los sentimientos de amor y compasión hacia el resto de la humanidad y la amabilidad devuelta a las personas de toda la ciudad. Valores y sentimientos positivos que nunca debemos olvidar.